Para mis queridos lectores: un saludo. En esta sección hablaremos sobre la forma en la que se construyen nuestras relaciones, y cómo a través de nuestras experiencias tenemos algo que aportar.
Los seres humanos estamos constituidos por tres dimensiones:
cuerpo: cuando nos relacionamos con el mundo exterior y con lo material.
el alma: cuando pienso, quiero y recuerdo.
espíritu: cuando trasciendo, cuando se rompen las barreras de lo limitado.
Somos seres trascendentales e integrales, esto forma parte de un proceso de autorrealización en el que vamos siendo y al mismo tiempo nos permite formar relaciones con el mundo, con nosotros y con un ser absoluto.
Nos desarrollamos en todas las direcciones y como resultado del conjunto de nuestras relaciones totales, podemos aportar a nuestro entorno o comunidad desde nuestra experiencia e interacción. La porción de la Toráh vaiakel (y él congregó) que nos muestra la contribución única que aportó cada individuo, consistía en oro, plata, cobre, etc, para la construcción del tabernáculo; nos enseña que como individuos sociales interactuamos, nos relacionamos y convivimos en sociedad,cada uno de nosotros tiene algo que aportar de aquello que tenemos naturalmente tanto para nosotros mismos como para aquellos con los que nos relacionamos, por lo tanto no debemos desmeritar lo que poseemos y la importancia de nuestra contribución para la sociedad.
Lo que nos lleva a un interrogante: ¿cuánta importancia estamos dando a aquello que aportamos y contribuimos? todos hacemos parte de una construcción.
¡Tenemos algo que aportar!
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