Tú reduces al hombre quebrantado, y dices:” Retornad, hijos del hombre”.
Tehilim 90:3
¡Solo el arrepentimiento y el retorno al Creador le podrá ayudar al hombre a eliminar sus sufrimientos, pues “No hay tribulaciones sin transgresiones”!
“En el Jardín de la Fe”,
Rab. Shalom Arush.
Recompensa y Sanción: Justicia Divina.
Muchas veces he escuchado a diferentes personas decir que no comprenden por qué los malvados prosperan y a las personas buenas pareciera que no les va tan bien.
Casi siempre les recomiendo leer con concentración los Salmos 37 (David HaMelej), 73 (Asaf, hijo de Koraj) y 90 (Plegaria de Moshé Raveinu), especialmente.
En primer lugar, debemos reconocer que todos tenemos transgresiones en nuestro haber, y que todos también tenemos buenas acciones, pues todos somos seres humanos, y por nuestro Libre Albedrío debemos luchar, permanentemente, contra la Mala Inclinación (Yetzer Hará), permitiendo que venza la Buena Inclinación (Yetzer HaTov), en pos de lograr ser mejores cada día.
También debemos reconocer que HaShem (Di-s) no se equivoca, y recompensa y sanciona según nuestros actos.
Cuando la persona se comporta según la voluntad del Eterno, seguramente obtendrá recompensa por sus buenas acciones, pero también recibirá sanción por sus escasos actos no buenos. La recompensa se puede obtener acá, en la tierra, durante nuestra permanencia en el cuerpo; y otras, solo se premiarán en el Mundo Venidero.
Si la persona actúa de acuerdo a sus propios deseos y pasiones, sin tener en cuenta la voluntad del Eterno, recibirá sanción por sus muchos actos no buenos; pero también recibirá recompensa por sus escasos actos buenos. Ellos recibirán recompensa en esta tierra, pero no tendrán acceso al Mundo Venidero.
Por este motivo es que a veces pareciera que Di-s obra injustamente, a los ojos humanos; pero Di-s es Justo y no hay injusticia en Él. Por eso es importante estudiar Toráh con mucha tefilá (plegaria), para poder conocer al Eterno y entender su forma de actuar para con sus criaturas.
Di-s es misericordioso y piadoso, lento para la ira, grande en misericordia y verdad. Él actúa como un Padre con sus hijos (salvando las diferencias), “por amor”.
Nos da lo que necesitamos, en el momento oportuno, para alentarnos a crecer espiritualmente, a rectificar nuestra alma. Aunque, a veces, no es lo que deseamos, debemos reconocer que es lo mejor, aunque esté teñido de sufrimiento y dolor. Además, nos debe ayudar a tomar decisiones reflexivas que nos lleven a subsanar todo lo que esté mal en nuestra vida, para que el sufrimiento y el dolor se terminen, y comencemos a disfrutar de la alegría de vivir que Él nos quiere brindar en esta vida y hasta la eternidad.
Todo aquel que obra mal, al final le irá mal…Puede que en un principio las cosas le salgan como las haya planeado, pero tarde o temprano Di-s se encargará de pasar factura, pues la Justicia Divina es algo de la que NADIE PUEDE ESCAPAR…
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