“Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu mismo entendimiento:
tenLe presente en todos tus caminos, y Él allanará tus senderos,
no seas sabio a tus propios ojos; teme al Señor y apártate del mal;
sanidad será esto para tu ombligo, y savia para tus huesos”.
Proverbios 3:5-8
La aplicación práctica de la fe es la motivación más elevada del estudio de la Ley Divina.
”En el Jardín de la Fe”, Rab. Shalom Arush
Cuando la persona comienza a vivir con emunáh (fe) y empieza a clamarLe al Creador que la guíe y la conduzca por el camino de la vida, todo cambia para bien. Incluso las dificultades, las pruebas y los problemas que uno inevitablemente tiene se transforman en una oportunidad de acercamiento al Eterno.
Tal clamor no es necesario que sea audible, un clamor sincero expresado dentro del corazón es bueno. Este clamor demuestra que aun hay una chispa de emunáh en el corazón de quien clama, ya que, si no fuera así, entonces no elevaría plegaria al Creador.
Cuando alguien quiere reforzar la fe debe pronunciar con su boca palabras de fe según su comprensión (Salmo 89:2) “Proclamaré Tu fe en mi boca”. Cuando pronunciamos palabras de fe, se despierta la chispa de la auténtica fe que está presente en cada persona y entonces merecemos adquirirla (Expansión del Alma 45).
Por el contrario, debemos cuidarnos de no proferir palabras de herejía o incredulidad, pues daña su fe.
El Auto-Juicio es también importante para alcanzar la fe. Juzgándonos, sobre todo, con la creencia que el Creador nos ve y vigila nuestras acciones, implanta la fe dentro de nuestros corazones.
La fe es difícil de adquirir, pero fácil de destruir. La fuerza de la herética palabra escrita, penetra en los corazones destruyendo la fe.
El hecho de dirigirse a la filosofía o a libros de investigación para buscar argumentos lógicos y evidencia de la existencia de Di-s conduce a la confusión y al eventual colapso de la fe. Debemos abstenernos de todo tipo de información herética.
Mediante el estudio de la fe, puesto luego en plegarias, nos asegura adquirir más fe, que es el secreto del éxito y la felicidad en este mundo y el venidero (Rab. Shalom Arush).
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