En 2 Macabeos, se nos narra de forma más detallada el porqué de la celebración de Janucá y de su duración:
En el primer capítulo de dicha obra, se menciona una carta atribuida a Judas Macabeo y la Asamblea de Jerusalén (1:10-2:18) y otra a su hermano Simón (1:1-9),en donde se invitaba a los judíos residentes en Egipto a celebrar Janucá. En 1.18 y 2:16 se habla de “la purificación del Templo”, pero también del “Festival de las Cabañas”o “Fiesta de las Enramadas”; como si fuera un Sukkot del mes de Kislev (1:9). En 2 Mac. 1:18-23 se indica, como un precedente “histórico”, un milagro acontecido en tiempos de Nehemías, donde apareció fuego sobre el altar después de la reconstrucción del Templo, explicando que, cuando el pueblo judío fue llevado a Persia, los sacerdotes escondieron el fuego del altar en una cisterna sin agua; en un lugar desconocido. Luego en tiempos de Nehemías, en el lugar en donde había sido escondido los sacerdotes hallaron un líquido que, al rociar la leña y lo que estaba sobre ella, por acción del sol permitió encender el fuego de manera providencial, causando la admiración de los presentes (2 Mac. 1:18-22). Adicionalmente, en 2 Mac. 10:6-8 se indica claramente que existe un enlace entre Sucot y Janucá. Si revisamos la fuente, podremos ver que existen claros paralelos entre ambas festividades: su duración (Lev. 23:39/2 Mac.10:6), la recolección de especies para celebrarlas (Lev. 23:40/2 Mac.10:7) y la alegría como parte de amas (Lev. 23:40/2 Mac. 10:6) *.
Complementariamente, en una historia del Talmud (Avodá Zará 8a), se narra que, una vez que Adán desobedeció al Eterno en el jardín del Edén, al percatarse de que los días se volvían más cortos y que el mundo se oscurecía, sintió temor, se lamentó y celebró un festival de ocho días, en donde ayunó y oró al Eterno. Posteriormente, cuando vio que tras el solsticio de invierno los días se hacían más largos, comprendió que en realidad esos fenómenos son parte de la naturaleza y celebró nuevamente otra festividad. Y luego se señala que, mientras que Adán estableció esta festividad de ocho días por amor al Creador, las naciones con posterioridad lo harían por sus ídolos (en alusión a las fiestas Saturnales de Roma). Cabe señalar que este relato no es histórico, sino pedagógico. Los paralelos entre la luz y la oscuridad indirectamente se podrían relacionar con el milagro de Janucá, pero también nos recuerdan la importancia del arrepentimiento y el perdón,así como la renovación.
Como podemos ver, las distintas fuentes nos indican diversos motivos y paralelos por los cuales se estableció la celebración de Janucá, primero en honor a la consagración del Templo después de su profanación, cumpliendo así con el objetivo de las 70 semanas de “ungir el Lugar Santísimo” de Daniel 9:24 y por la historia del milagro del aceite, elaborada posteriormente por los sabios judíos para enfocarse en la dimensión espiritual, más que en la victoria militar, “...pues en la guerra, la victoria no depende de la muchedumbre del ejército, sino de la fuerza que viene del Cielo” (1 Mac. 3:18-19).
* Sukot es una festividad de la Torá (Lv 23: 34-43; Dt 16: 13-15), cuya duración es de 8 días.
**Como dato adicional,la consagración del Primer Templo, hecha por el rey Salomón, duró ocho días y tuvo lugar en la fecha correspondiente a Sucot, en el mes de Tishrei (Etanim en el calendario hebreo antiguo) (1 Re. 8:2,65).
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