Para mí, siempre ha sido más fácil lidiar con los números que con las letras. Debido a un problema en mis ojos, aprender a leer fue un desafío, y mi familia no entendía lo que me pasaba hasta que, después de varios años, me llevaron a un oftalmólogo que finalmente entendió mi dificultad. Desde entonces, he aprendido a usar la tecnología a mi favor. Si tuviera que escribir esta columna a mano, les aseguro que no entenderían ni una palabra.
Empezar a escribir por primera vez me generó mucha ansiedad, especialmente porque soy nueva en esto de escribir y en ser noajida. Toda mi vida fui cristiana protestante, muy cercana al Pentateuco, pero siempre tuve muchas dudas debido a la mala traducción de la Biblia y las predicaciones que no me cuadraban del todo.
Jamás cuestioné la existencia del Creador; siempre ha sido mi pilar en la vida, pero si lo que estaba escrito.
Como tenía muchas dudas, y mis padres no podían hacer cuadrar las cosas, comencé mi camino de “rebeldía y enojo”, ante lo escrito y hacia mis padres.
Esto me lleva a escribir sobre la honra hacia los padres, uno de los preceptos que nos rigen, "honra a tu padre y a tu madre", pero ¿qué significa esto? ¿Cómo puedo honrar a quienes por diversas razones me han hecho daño? ¿Cómo puedo cumplir con este precepto si aún tengo dolor por situaciones de mi niñez, o que tal vez aún suceden? Y dentro de todo, ¿qué significa HONRA? Según la RAE, HONRA es "respetar a alguien".
La terapia me ha ayudado mucho en este tema. Lo primero que aprendí es que a la sociedad le faltan herramientas y educación, que nuestros padres son parte de la sociedad y queriéndolo o no, por estas faltas, nos han provocado daños, traumas y nos han dejado con muchas carencias. Sin embargo, el precepto es claro, HONRALOS. Para lograrlo, primero entendí que nadie es perfecto; segundo, comprendí el contexto en el que ellos se desarrollaron y tercero, acepté que son humanos y que, por lo tanto, cometen errores (me creerán que escribí errores con H, sigo agradeciendo a la tecnología que me ayuda a escribir).
Una vez que logré entender esos temas, fui capaz de ponerme en sus zapatos y me pregunté: ¿podría haberlo hecho YO mejor que ellos? La respuesta fue muy simple, NO, no podría haberlo hecho mejor con la educación y herramientas que ellos tenían (eso sin contar los propios traumas que ellos tienen). Luego de entender que no podría haberlo hecho mejor, la sanción vino como añadidura, soy muy crítica de los errores que mis padres cometieron, pero entiendo por qué los cometieron.
Hoy puedo honrar a mis padres porque sin todos sus errores yo no sería la persona que soy hoy, no sería capaz de afrontar dificultades, no podría sobreponerme al día a día, no podría vivir mi vida, porque simplemente no existiría. Sea cual sea el contexto por el cual llegaste a este mundo, sin ellos, sería imposible.
Comprender esto último me llevó muchos años y no sé cómo transmitirles lo beneficioso que es para uno liberar esta atadura y agradecer estar aquí. No tengo una receta mágica, todo es un proceso, pero les prometo que la meta vale la pena el camino.
A mi papá y a mi mamá, gracias, los honro por traerme a este mundo, gracias por las dificultades y que a través de eso hoy soy una mujer fuerte, independiente y resiliente, a tal punto que el creador me brinda esta hermosa oportunidad de dirigirme a otros a contar mi historia.
A ustedes, amigos míos, les digo, de todas las experiencias se aprende, sean buenas o malas, y una de las gracias que tiene tener padres es avanzar hacia una mejor sociedad, replicar lo bueno y enmendar lo malo. Les insto a ser cada día la mejor versión de ustedes mismos y así crecer todos juntos.
¡Un gran abrazo y hasta la próxima!!
Pams.
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