Él riega las montañas desde Sus nubes en lo alto; la tierra se sacia del fruto de Tus obras. El hace crecer la hierba para el ganado, y la vegetación, requiriendo la labor del hombre, para extraer el alimento de la tierra, y el vino que alegra el corazón del hombre, el aceite que hace relucir el rostro, y el pan que sustenta al corazón del hombre. Salmo 104:13-15 Cuando salimos de paseo y tomamos contacto con la naturaleza; y miramos a nuestro alrededor, y vemos la maravillosa creación de Di-s, quedamos extasiados con la belleza y variedad de plantas, animales, montañas, mares, lagos, etc. Pero, cuando reflexionamos en la mayor creación de Di-s, el hombre, no podemos sino reconocer que Di-s existe, Él es real, no hay discusión al respecto. Por más que el hombre se ha esforzado y ha utilizado toda su inteligencia para lograr tener cada vez más confort, más tecnología, más avances científicos medicinales, etc., no ha logrado crear nada, solo puede inventar toda clase de cosas para mejorar su forma de vida, pero no ha podido igualar al Todopoderoso Di-s. Ha podido inventar ojos, oídos, piernas, brazos cibernéticos, pero jamás ha podido llegar a hacer que esos ojos vean como vé el ojo humano, ni que ese oído pueda oír como oye un oído humano. Piernas y brazos que le permiten a aquellos que necesitan la prótesis tener una mejor calidad de vida, pero no tienen el mismo movimiento, las mismas posibilidades de piernas y brazos humanos. El hombre no ha podido crear una sola célula, un solo órgano, para reemplazar a los deteriorados. Lo que sí ha podido hacer es clonar, utilizar órganos de personas donantes o de animales para suplir algún órgano humano y prolongar así la vida de algunas personas con deficiencias, enfermedades. Nadie va a poder igualar la maravillosa e increíble creación de nuestro Creador. Un ojo humano percibe texturas, colores, formas, etc. El oído humano puede discriminar entre infinidades de sonidos de su entorno. Es asombroso cuando pensamos en el cuerpo humano, sus partes y funciones. Los diferentes aparatos y sistemas que posee nuestro organismo cumplen funciones increíbles, sin que tengamos que estar programando, dándoles órdenes precisas en tiempos determinados. Funcionan por sí solos, en forma automática. ¿Quién los programó? Cada aparato y sistema cumple una función elemental para nuestro cuerpo: el Aparato Respiratorio proporciona oxigeno a cada célula de nuestro cuerpo y libera el dióxido de carbono; el Aparato Digestivo trabaja para que obtengamos de los alimentos los nutrientes necesarios y desecha el innecesario; los Aparatos excretores eliminan las sustancias sólidas y líquidas que intoxican el organismo; etc. Y no olvidemos el principal sistema, el Sistema Nervioso, cuyo órgano principal es el cerebro. Este es el que le da órdenes a cada parte de nuestro cuerpo en forma automática para que se desenvuelva normalmente y nos permita tener las funciones vitales, además de dirigir nuestras emociones, pensamientos, memoria, mediante el cual podemos aprender, enseñar, etc. Todo esto no puede haberse creado por sí solo, sino que detrás de tanta precisión, de tanta belleza hay UN CREADOR, BENDITO SEA.
Somos la prueba viviente de la existencia del Eterno Di-s. Que HaShem nos permita transmitir esta luz que llega a nosotros como noájidas por medio de la Toráh (Biblia Hebrea), explicada por los rabanim (plural de rabino) y los morot (plural de moréh, maestro) que con tanta paciencia nos explican cada día, y de la Tefilá (plegaria), a todas las personas que ponga en nuestro camin, ávidas de conocer la verdad del monoteísmo de la Toráh.
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